Un niño pequeño quiso con tres monedas en la mano comprar un caballo de esos que se anuncian en venta en un escaparate de una tienda. Lo recibió el tendero: “Buenos días. ¿Qué se te ofrece niño?
El niño le contesta: “En el escaparate hay un letrero anunciando que venden caballos, yo quiero uno”.
El niño le contesta: “En el escaparate hay un letrero anunciando que venden caballos, yo quiero uno”.
¿Cuánto cuestan?-pregunta el niño-
Cuestan quinientos pesos. –Contesta el tendero-
¡Huy traigo sólo esto!- el niño le enseña tres monedas-
¿Puedo verlos?-Preguntó el niño-
Claro que si. –Contestó el tendero con una sonrisa-
Cuestan quinientos pesos. –Contesta el tendero-
¡Huy traigo sólo esto!- el niño le enseña tres monedas-
¿Puedo verlos?-Preguntó el niño-
Claro que si. –Contestó el tendero con una sonrisa-
Entró a verlo y se encontró con cinco potrillos. El último que vio cojeaba.
¿Qué le pasa a este potrillo? – Preguntó el niño-
Nació con un defecto en las patas traseras, este potrillo no puede saltar, ni correr. –Le dice el tendero-
Ese es el que quiero. -Dijo el niño- Muy entusiasmado.
No querrás ese, si no podrá correr contigo, llévate mejor este otro que está muy bien. -Le dice el tendero-
¡No yo quiero ése! – Dijo el niño-
¿Por qué? –Pregunta el tendero-
El niño se levantó el pantalón y le mostró su pierna derecha que estaba deforme y maltrecha y le dijo al tendero: Yo tampoco puedo correr bien, ni saltar, y ese potrillo necesita alguien que lo comprenda.
¿Qué le pasa a este potrillo? – Preguntó el niño-
Nació con un defecto en las patas traseras, este potrillo no puede saltar, ni correr. –Le dice el tendero-
Ese es el que quiero. -Dijo el niño- Muy entusiasmado.
No querrás ese, si no podrá correr contigo, llévate mejor este otro que está muy bien. -Le dice el tendero-
¡No yo quiero ése! – Dijo el niño-
¿Por qué? –Pregunta el tendero-
El niño se levantó el pantalón y le mostró su pierna derecha que estaba deforme y maltrecha y le dijo al tendero: Yo tampoco puedo correr bien, ni saltar, y ese potrillo necesita alguien que lo comprenda.
El tendero se quedo conmovido y enseguida le dijo:
“Entonces te lo vendo por las tres monedas que traes”
El niño se le queda viendo y le dice: “No de ninguna manera, el hecho de haber nacido así, no lo hace menos valioso. Yo le pagaré el mismo precio que pide por los demás, hasta el último centavo”.
“Entonces te lo vendo por las tres monedas que traes”
El niño se le queda viendo y le dice: “No de ninguna manera, el hecho de haber nacido así, no lo hace menos valioso. Yo le pagaré el mismo precio que pide por los demás, hasta el último centavo”.
El tendero, aún más conmovido le dijo:
“Ojala los demás potrillos tengan un dueño como tú, que los quiera y los comprenda así. Todos merecemos tener a alguien que nos comprenda y nos quiera así como somos.
“Ojala los demás potrillos tengan un dueño como tú, que los quiera y los comprenda así. Todos merecemos tener a alguien que nos comprenda y nos quiera así como somos.
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