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sábado, 6 de octubre de 2012
Un cuento sobre Hadas
Era el día de la fiesta de las estrellas fugaces en el poblado de los elfos amarillos. Todos los habitantes estaban muy alegres, excepto Nasir, que se encontraba alicaído y taciturno.
Tolnar, el líder chamán, quiso saber qué le afligía y este le contó que todo se debía a un sueño que se repetía cada noche. En el sueño, Nasir se veía muy feliz volando por las alturas con unas preciosas y brillantes alas color lila.
Los elfos amarillos estaban dotados de unos brazos y unas piernas muy fuertes, por eso, el sueño de Nasir era extraño. Aunque seguramente tendría un importante mensaje.
Tolnar le aconsejó que acudiera a visitar a Brisa, el hada del oráculo, una bondadosa hada, habitante del bosque de colores.
Era un largo viaje, así que el chamán entregó al elfo una preciosa piedra amarilla para que se la ofreciera al oráculo y le dió su bendición.
Nasir, animado por la aventura que iba a vivir, preparó todo lo necesario para el viaje y salió del poblado. En el camino se encontró con una belus, un ser alado prácticamente transparente, llamada Gala.
Gala le explicó que estaba afligida porque cada noche tenía un sueño que no conseguía entender. En su sueño, se encontraba enfrente del grupo de sabios del bosque y le decían que debía encontrar el color de sus alas. Con ello, daría nombre a su pueblo y serían visibles para el resto de seres del bosque.
El joven elfo pensó que el oráculo resolvería también su enigma e invitó a la belus a viajar con él. Uno viajaba volando y el otro caminando, pero no paraban de hablar y reír contándose historias de sus pueblos.
Un día muy caluroso, pasaron al lado de una pequeña balsa de agua y Nasir se metió enseguida invitando a su amiga a compartir la diversión con él.
Gala siempre había oído que no debía mojarse, pero decidió ir al agua con su amigo. Tras el baño, Nasir le pidió que volase a recoger unos higos, pero fue inútil, ya que no pudo batir las alas. estaban pegadas a su espalda y no podía moverlas. Presa del pánico, cayó al suelo y comenzó a llorar lamentándose de que nunca más podría volar.
Nasir, que no podía soportar el desconsuelo de Gala, la recogió del suelo, la acomodó en sus brazos, dejando las alas libres, y emprendió el camino hacia el bosque de colores.
Cuando ya había recorrido un largo trecho, pisó una piedra y cayó al suelo sirviendo de colchón a su amiga. Gala se puso contenta porque sus alas se habían secado y podía volar de nuevo. Sin embargo, el joven elfo estaba triste, ya que al caer, se había hecho daño en el pie izquierdo y al andar sentía un fuerte dolor.
En esta ocasión, fue Gala la que reaccionó. En un pis pas, el elfo estaba montado en el lomo de la belus y volando por los aires. Nasir era tan feliz que no podía dejar de mirar las alas de brillante color lila de Gala batiendo sin parar.
Por fín llegaron a un bosque donde resplandecían todos los colores del arco iris. Allí, se detuvieron en el árbol más bonito que habían visto nunca. El tronco y las ramas estaban decoradas con brillantes piedras de colores y las hojas parecían estrellas de luces chispeantes.
Maravillados se acercaron a una puerta en la que ponía: <<Entrad, Brisa os da la bienvenida>>. Entraron y fueron afectuosamente recibidos por una preciosa y sonriente hada que les invitó a descansar de tan largo viaje. Después de tomar un refrigerio, ambos amigos contaron sus sueños al hada.
Brisa les escuchó atentamente y les informó de que para cada enigma era necesaria una piedra de colores. Gala ya sabía por Nasir lo de la piedra amarilla que llevaba, pero no habían pensado que sería necesaria una para cada enigma.
En ese momento, Gala, muy agradecida con Nasir por lo bien que le había tratado, no dudó en decirle a Brisa que la piedra que llevaban debía resolver el enigma de su amigo.
Claro que, igualmente, Nasir pidió que se resolviera el de Gala porque consideraba mucho más importante que ayudar a todo su pueblo a ser visible.
Brisa, al observar la pureza de sus corazones, entendió que habían encontrado por sí mismos las respuestas a sus engmas. Les dijo que cuando los seres renuncian a sus propios intereses por los de sus amigos, se unen para siempre y no hay mejor mensaje que llevar a los demás que el tesoro de la amistad verdadera.
Aún así había una piedra de modo que les dijo que podían plantear al oráculo una pregunta que sirviera para los dos. Juntos decidieron preguintarle porqué el destino les había unido, y éste respondió: <<El corazón que comparte es más sabio que el corazón solitario y conocedor de todas las respuestas>>. De repente, los dos a la vez dieron un grito de alegría, ya entendieron perfectamente el mensaje.
Como ocurría en su sueño, en el lomo de Gala, Nasir volaba y compartía con ella sus brillantes alas color lila. A su vez, Gala dejaba de ser transparente cuando llevaba al elfo. Ambos habían entendido los enigmas de sus sueños.
Quedaba una cosa por hacer. Había que encontrar un nombre para el pueblo de Gala, y Brisa les propuso que formasen una palabra con Lila y Belus. Lila Belus..., Belus- Lila....LI-BELUS, - La LIBELULA.
Entre los tres decidieron que libélula era un bonito nombre y los belus pasaron a llamarse así desde ese día.
Tras despedirse cariñosamente de Brisa, se dirigieron a los pueblos de ambos amigos llevando el más bonito de los mensajes, el de la Amistad Verdadera.
Juntos hicieron que la amistad que les había unido a ellos uniese también a sus dos pueblos y al resto de pueblos que quisieran participar de ella.
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